jueves, 22 de diciembre de 2011

Cogito ergo...?!


Vamos creciendo y nos hacemos más guapos, más tercos, más sabios, más vivos. Pasan los años y nos damos cuenta de que no han pasado. No es que parezca que fuese ayer, fue hoy. Un hoy lejano pero igual de hoy que este mismo instante. La vida no pasa siguiendo una línea recta, la vida es un punto, la vivimos toda de golpe pero la reproducimos linealmente.
-¿Y qué mas da? - Me decías. – Vive,  limítate a vivir. Pero pensar no me deja vivir, y cuando lucho por vivir, me quedo en pensar que vivo; y en esto se van los años Luca, en esta lucha de salmón donde también hago de río. En esto se van los años.

P.R.R.

lunes, 28 de noviembre de 2011

APOLOGÍA DEL CUBO DE AGUA FRESCA


La noche oscura plagada de focos de los escenarios, el silencioso campo rasgado por una guitarra que hace que los cuerpos se retuerzan en un placer indescriptible, algo así como cañonazos de belleza, estallando como fuegos artificiales entre los seres que practican este onanismo espiritual. 
Un atisbo de magia en medio de una piedra colosal que gira en torno al fuego perenne. 
Pero el ser humano se obstina en su manía de mirar y no ver. 
Si por un momento todos llegaran a contemplar la locura de la vida (si puede llamarse así) como quien ve los toros desde la barrera, si llegáramos todos en el mismo punto temporal a ver la vida como si estuviéramos muertos, inertes, como lo verían la piedras o el agua; quizás entonces gritara un tal Karl Jaspers de alegría y nosotros nos replanteáramos nuestra existencia mirándonos al espejo ese día por la mañana, llorando y viendo y aliviados. Ah… maldita Pandora, no debió cerrar la caja…

P.R.R

miércoles, 19 de octubre de 2011

VIVIR NO ES SINO UNA METÁFORA DE LA VIDA


Quién nos arrancará del deseo que grita bajo la imagen, de la tentación del fruto del paraíso, quién nos dará el elixir que cure nuestro instinto. ¿Quién?
Quién dará a las horas el prestigio del vacío, quién hará del tiempo un chiste para que seamos conscientes  solo del movimiento, y nos quedemos parados en medio de la calle, y pasmados, y con la boca abierta y las lágrimas cayendo.
Quién impulsará de nuevo a los congéneres y los hará felices con la realidad. ¿Quién? Pues vivimos en una ilusión que nos hace esclavos de un sentido artificial, del paraíso perdido, de la caverna y sus sombras, de la nostalgia del reino prometido…
Y sólo somos capaces de verlo cuando estamos al borde de la muerte, es allí, entonces, cuando percibimos que nada de lo que hicimos tuvo más valor que el que quisimos darle, y acabamos por darnos cuenta de que el sentido de la vida no es más que la inexistencia de cualquier sentido. Que no existe más verdad que la circunstancia de uno mismo y la reacción que aprendió de su entorno vivido.
Entonces viene el sentimiento paradójico, la risa y el llanto mezclados, pues no hay triunfos ni fracasos, pues nada tiene sentido, y la vida es tan banal que no puede ser vivida como una tragedia.

P.R.R.