martes, 10 de febrero de 2015

Empacho de callos

Lo que uno se calla se convierte en callo. Se queda anquilosado dentro, en el estómago metafórico. Ese cajón siempre abierto, con ese desorden jerárquico y esa simetría de polvo en las esquinas.

Somos maravillosamente estúpidos.


Y esas cosas, de ese cajón olvidado, me da hoy por pensar que son todas brújulas, todas indicando algún norte. 
Por eso estoy empezando a callarme lo que quiero marcar en el horizonte. 
Para soltaros la retahíla descalzo, descansando de un largo camino.

P.R.R

martes, 24 de enero de 2012

Carta a los -1


Hay veces en que esto no es una ciudad, es una ciudad sin ti. Como esas ecuaciones en las que la X lleva el -1 adosado a la solapa. En esas ocasiones me limito a sentir que muero de amor, sin morir y sin objeto amado.

Es incómodo, como soportar la picazón de una picadura, pero al cabo de un rato llego a encauzar ese placer molesto y lo convierto en letras que manchan un papel de ideas difusas y de trozos de mí, empapados de algo que se parece a ti pero cada día menos.
Entonces, cuando llego a la conclusión de que sí hay objeto amado, y de que lo eres tú, casi siempre viene una larga calada al cigarro y una mirada al vacío de la pared, allí donde se dibujan recuerdos y pensamientos que ocultan el gotelé manchado de años, vidas y humos.

Luego tan sólo despierto, y vuelvo a subirme en el trans-curso del tiempo que siguió avanzando sin mí.
Pero no creas por el tono melancólico que esto me enerva o me entristece. Al contrario, me otorga el don de saber que estoy vivo, la condición de ser apto para la vida, la fe que decora mis días y la gloria de alcanzar una nueva meta; y todo esto, tan sólo por que te amo, pero ya sin esperar-te.

P.R.R.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Cogito ergo...?!


Vamos creciendo y nos hacemos más guapos, más tercos, más sabios, más vivos. Pasan los años y nos damos cuenta de que no han pasado. No es que parezca que fuese ayer, fue hoy. Un hoy lejano pero igual de hoy que este mismo instante. La vida no pasa siguiendo una línea recta, la vida es un punto, la vivimos toda de golpe pero la reproducimos linealmente.
-¿Y qué mas da? - Me decías. – Vive,  limítate a vivir. Pero pensar no me deja vivir, y cuando lucho por vivir, me quedo en pensar que vivo; y en esto se van los años Luca, en esta lucha de salmón donde también hago de río. En esto se van los años.

P.R.R.

lunes, 28 de noviembre de 2011

APOLOGÍA DEL CUBO DE AGUA FRESCA


La noche oscura plagada de focos de los escenarios, el silencioso campo rasgado por una guitarra que hace que los cuerpos se retuerzan en un placer indescriptible, algo así como cañonazos de belleza, estallando como fuegos artificiales entre los seres que practican este onanismo espiritual. 
Un atisbo de magia en medio de una piedra colosal que gira en torno al fuego perenne. 
Pero el ser humano se obstina en su manía de mirar y no ver. 
Si por un momento todos llegaran a contemplar la locura de la vida (si puede llamarse así) como quien ve los toros desde la barrera, si llegáramos todos en el mismo punto temporal a ver la vida como si estuviéramos muertos, inertes, como lo verían la piedras o el agua; quizás entonces gritara un tal Karl Jaspers de alegría y nosotros nos replanteáramos nuestra existencia mirándonos al espejo ese día por la mañana, llorando y viendo y aliviados. Ah… maldita Pandora, no debió cerrar la caja…

P.R.R

miércoles, 19 de octubre de 2011

VIVIR NO ES SINO UNA METÁFORA DE LA VIDA


Quién nos arrancará del deseo que grita bajo la imagen, de la tentación del fruto del paraíso, quién nos dará el elixir que cure nuestro instinto. ¿Quién?
Quién dará a las horas el prestigio del vacío, quién hará del tiempo un chiste para que seamos conscientes  solo del movimiento, y nos quedemos parados en medio de la calle, y pasmados, y con la boca abierta y las lágrimas cayendo.
Quién impulsará de nuevo a los congéneres y los hará felices con la realidad. ¿Quién? Pues vivimos en una ilusión que nos hace esclavos de un sentido artificial, del paraíso perdido, de la caverna y sus sombras, de la nostalgia del reino prometido…
Y sólo somos capaces de verlo cuando estamos al borde de la muerte, es allí, entonces, cuando percibimos que nada de lo que hicimos tuvo más valor que el que quisimos darle, y acabamos por darnos cuenta de que el sentido de la vida no es más que la inexistencia de cualquier sentido. Que no existe más verdad que la circunstancia de uno mismo y la reacción que aprendió de su entorno vivido.
Entonces viene el sentimiento paradójico, la risa y el llanto mezclados, pues no hay triunfos ni fracasos, pues nada tiene sentido, y la vida es tan banal que no puede ser vivida como una tragedia.

P.R.R.